Los estudios han demostrado que la atención plena puede ayudar a mejorar los problemas psicológicos, potenciar la conciencia de uno mismo y disminuir el sentimiento de ser víctima de las emociones. En lugar de decir “tengo mal carácter”, aprendes a decir “estoy sintiendo enfado porque me has dicho eso”. Es decir, te conviertes en una especie de observador de tus propias emociones, en lugar de dejarte llevar por ellas sin más.
Pero no te confundas, la atención plena no es simplemente una técnica para aliviar el estrés o el dolor de espalda. Aunque puede ayudar con estos problemas, lo que realmente se busca con esta práctica es una actitud compasiva, tranquila y madura ante el sufrimiento inevitable de la vida. Se trata de aprender a enfrentar las situaciones difíciles con una mente abierta y serena, en lugar de huir o evitar el dolor.
Lamentablemente, en nuestra sociedad capitalista, se ha popularizado una versión comercial y exótica de la atención plena que promete resultados rápidos y terapéuticos. Este tipo de práctica puede desviarse fácilmente hacia el individualismo, el egocentrismo y la inmadurez, convirtiéndose en una herramienta más para someter a los ciudadanos a las condiciones objetivas de la vida empresarial.
McMindfulness y psicología positiva.
Lo que se está viendo con la atención plena es que algunos la están usando como una forma de vender felicidad en un mundo consumista y neoliberal, eso es lo que el autor Ronald E. Purser denomina McMindfulness.
Este término hace referencia a la atención plena enmarcada en la psicología positiva y su happycracia asociada, donde se promueve la felicidad como un objetivo en sí mismo y se busca el bienestar emocional individual sin cuestionar los elementos micro y macrosociales que influyen en él.
La psicología positiva es una corriente de la psicología académica actual que se dedica al estudio científico de la felicidad, predicando que la positividad, el optimismo y la autoestima incondicional mejoran nuestra vida en todos los aspectos. Sin embargo, muchos autores denuncian que esta escuela es una impostura ideológica que subjetiva el bienestar emocional y oculta un inmovilismo social.
La conexión entre la psicología positiva y el McMindfulness es evidente, ya que ambas promueven la felicidad individual como un fin en sí mismo, sin cuestionar las estructuras sociales que influyen en ella. Esto va en contra de la actitud compasiva y contemplativa del mindfulness, que es necesariamente crítica de una sociedad neoliberal consumista y anegada en el deseo exacerbado.
Por tanto, es necesario denunciar este uso ideológico de la atención plena y promover una práctica de mindfulness que sea consciente de las estructuras sociales que influyen en nuestro bienestar emocional y que fomente una actitud compasiva y crítica hacia ellas.
El mito de la felicidad.
La felicidad se ha convertido en la nueva obsesión de nuestra sociedad, y la psicología positiva nos vende el mito de la felicidad como la solución mágica para todos nuestros problemas. Pero, ¿Es realmente la felicidad un universal humano? ¿Es la clave de nuestra existencia? ¿Podemos estudiarla científicamente como cualquier otro fenómeno natural? La respuesta a estas preguntas es no.
- La felicidad no es un universal humano atemporal y ahistórico, sino que varía en función de la época y la cultura en la que se vive.
- No todo ser humano busca la felicidad por encima de cualquier otra cosa, ya que cada persona tiene sus propias metas y objetivos en la vida.
- La felicidad no puede ser estudiada científicamente como cualquier otro fenómeno natural, pues es un concepto subjetivo que varía de una persona a otra.
- Por último, la felicidad no está al alcance de todo el mundo, puesto que depende en gran medida de las condiciones objetivas en las que vive cada persona.
La felicidad no debería ser el criterio de éxito en la vida, ya que cada persona tiene sus propios valores y metas. Además, la obsesión por la felicidad puede llevar a negar otras emociones igualmente importantes en nuestra vida, como la tristeza o la rabia. Es fundamental aceptar todas nuestras emociones y no caer en la falsa creencia de que siempre debemos estar felices.
McMindfulness como estrategia empresarial
Las grandes empresas tecnológicas, como Google o Amazon, están promoviendo una nueva tendencia entre sus empleados: los talleres de atención plena, con el fin de combatir el estrés laboral. Pero, ¿qué hay detrás de esta estrategia empresarial?
Esta versión de la atención plena busca que los trabajadores se conviertan en “emprendedores del yo”, ya que el estrés es algo que nos imponemos a nosotros mismos. Se pretende asociar la productividad y los beneficios empresariales con la paz mental y la plenitud. Pero, ¿realmente es así?
Al centrarnos únicamente en nosotros mismos, no estamos atendiendo a las cuestiones económicas o políticas que nos rodean. Las condiciones externas son las que son y la atención plena no va a cambiar el mundo en el que vivimos. Es una manera de aumentar nuestra felicidad sin cambiar nada de nuestro entorno.
Además, la contemplación carente de todo juicio puede llevar a una actitud servicial, confundiendo serenidad con amansamiento. Pero, ¿es esto realmente beneficioso para nosotros y nuestra sociedad?
McMindfulness vs Atención plena correcta
Como ya hemos visto anteriormente, la versión superficial de la atención plena, conocida como McMindfulness, promueve la individualidad y el conformismo social, en lugar de fomentar una vida consciente y significativa en armonía con el mundo y las relaciones interpersonales saludables.
Esta versión de la atención plena busca separar la práctica de sus raíces éticas y espirituales, convirtiéndola en una técnica fría y sin alma que solo se valora por sus beneficios médicos y psicológicos. Este tipo de atención plena se utiliza como una herramienta para el ensimismamiento y la sumisión, fomentando un furioso individualismo que solo contribuye al capitalismo actual.
Es importante recordar que la atención plena original se enfoca en vivir una vida consciente e informada, dotada de sentido y propósito en el mundo real. Esta práctica busca promover relaciones interpersonales saludables y fomentar una actitud de compasión y empatía hacia los demás.
Es esencial que la atención plena no se convierta en un mero entretenimiento balsámico al servicio de la happycracia neoliberal. Debemos tener cuidado de no despojarla de sus raíces éticas y espirituales, en lugar de convertirla en una práctica “científica” y “occidental” que solo busca deshacerse de sus aspectos religiosos. La atención plena debe ser un camino hacia una vida consciente y significativa en armonía con el mundo y las relaciones interpersonales saludables.