Abordando las dimensiones del dolor crónico

El dolor crónico es uno de los problemas de salud más comunes y limitantes en la vida de las personas. En España, la artrosis y la artritis reumática son las principales causas de dolor crónico, aunque también la fibromialgia es una causa frecuente debido a la sensibilidad aumentada al dolor.

Además del sufrimiento físico, el dolor crónico también puede generar un importante impacto emocional tanto en el paciente como en su entorno. La comorbilidad con trastornos psiquiátricos como la ansiedad y la depresión es evidente en la fibromialgia y otros tipos de dolor crónico.

Cuando una persona está deprimida o ansiosa, el dolor se hace más fuerte y más difícil de aguantar. Y al revés, cuando una persona tiene mucho dolor, se puede deprimir o angustiar más. Es decir, el dolor crónico cambia la forma de sentir el dolor. Por eso los tratamientos que combinan diferentes profesionales y terapias son los que mejor funcionan.

A diferencia del dolor agudo, el dolor crónico no tiene una función protectora en el cuerpo y, en lugar de ser un síntoma de una enfermedad, es una enfermedad en sí misma. Puede persistir durante mucho tiempo después de una lesión y puede ser refractario a múltiples tratamientos.

Por lo tanto, el dolor crónico no solo afecta a la salud física, sino también a la salud emocional y social de las personas que lo padecen. Es importante tomar en cuenta todas estas dimensiones en el tratamiento del dolor crónico para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus allegados.

Por esto, es fundamental tratar el dolor crónico desde todos los ángulos, no solo con medicinas, sino también con apoyo psicológico y emocional.

Vivir con dolor crónico

Vivir con dolor crónico es un reto muy difícil. El dolor no es solo una sensación física, sino también una emoción. El dolor nos hace sentir miedo, angustia y desesperanza. El dolor nos cambia la forma de ver la vida y de actuar.

El dolor tiene dos partes: una parte que nos dice qué tipo de dolor es y otra parte que nos dice qué significa ese dolor para nosotros. Por ejemplo, podemos sentir un dolor por presión y pensar que es un dolor que amenaza nuestra vida. O podemos sentir un dolor por calor y suponer que es un dolor que podemos soportar.

 Pero el dolor no solo depende de lo que sentimos, sino también de lo que creemos. Nuestra mente puede hacer que el dolor sea más fuerte o más débil. Nuestra mente puede hacer que el dolor nos asuste o nos anime. La mente puede hacer que el dolor nos paralice o nos active.

Cuando tenemos dolor crónico, nuestro cuerpo se pone en alerta todo el tiempo. Es como si hubiera un peligro constante y tuviéramos que huir o luchar. Pero muchas veces no hay un peligro real, sino solo nuestra imaginación. Y eso nos hace más daño que bien.

El miedo al dolor nos hace dejar de hacer cosas que nos gustan y que nos hacen bien. Es el caso de la mujer que deja de ir al cine con sus amigas porque piensa que le va a doler la espalda. O el caso del niño que deja de jugar al fútbol porque supone que le va a doler la rodilla. Así perdemos calidad de vida y felicidad.

El dolor crónico es un problema complejo que necesita un tratamiento integral. No basta con tomar pastillas, sino también con cuidar nuestra mente y nuestras emociones. No basta con evitar el dolor, sino también hay que afrontarlo.

Entrenamiento para dolor crónico

El dolor crónico es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinar para su tratamiento. A menudo, la medicina convencional trata el dolor crónico de manera dualista, sin tener en cuenta la complejidad sensorial y emocional del dolor. No existe una solución única para el dolor crónico, ya que su tratamiento varía de persona a persona.

Sin embargo, el Entrenamiento Terapéutico Consciente es una técnica efectiva para reducir la intensidad del dolor y el sufrimiento emocional asociado. Al incorporar la práctica de Mindfulness entrena la atención y la observación de la experiencia de dolor sin juzgarla, lo que conduce a una desvinculación entre el dolor y la valoración afectiva. Como resultado, los componentes emocionales y cognitivos de la experiencia dolorosa disminuyen, lo que reduce el sufrimiento emocional asociado. Las estrategias de manejo de la atención pueden mejorar los efectos de estas terapias y ayudar a los pacientes a regular sus emociones.

El Entrenamiento Terapéutico para el dolor crónico es una técnica útil que puede ayudar a las personas a manejar su dolor y reducir su sufrimiento emocional. Combinando otras terapias, como la fisioterapia y el mindfulness puede mejorar la calidad de vida de las personas con dolor crónico.

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