Respiración consciente

Respiración Consciente

Desde la Asociación Española de Fisioterapia y Mindfulness (AEFYM) te damos la bienvenida a este espacio divulgativo y práctico. Con el deseo de ser tremendamente útiles, comenzamos: Por lo más primario e innato.
¿Cómo respiramos?. Cómo estás respirando en este momento, ahora…

Si quieres, cierra los ojos y observa: cuánto volumen de aire inhalas y exhalas, si la entrada y salida del aire es tranquila o forzada, tu respiración ya ha cambiado solo por el simple hecho de observarla, quizás se ha vuelto más amplia, mantente así , observándola…, ésta se espacia y se agranda. ¿Puedes sentir el bienestar que se instala, si al soltar el aire aflojas tus hombros, mandíbula y cara? Ahora vamos a facilitarla y mejorarla, con un ejercicio terapéutico consciente. Puedes estar sentado o de pie con las piernas separadas a la anchura de tu cadera.

Alinea tu espalda y eleva tus brazos extendidos por los laterales del cuerpo hacia arriba , inspira suave y profundo durante todo el recorrido en movimiento de tus brazos hasta que juntes las palmas y mantente en apnea, es decir, a pulmón lleno unos segundos, al exhalar bajas tus brazos por los laterales. De la misma manera en que subiste, aunque con las palmas de las manos hacia abajo. Suelta el aire despacio por la boca, con los labios fruncidos, como si estuvieras soplando una vela. Recuerda cuando exhales afloja conscientemente los músculos tensos que detectes.

Si tienes problemas o dolor de hombros , utilizamos una palanca corta, es decir, flexiona los codos y lleva las manos a tus hombros , desde aquí eleva los brazos hacia arriba inspirando, lo mismo que en el ejercicio terapéutico anterior, protegiendo las articulaciones de los hombros.

La gran base de nuestro trabajo fisioterápico y atencional es la respiración. Qué decir de ella que no se haya dicho ya, en prosa y en verso… Es la puerta entre el mundo de adentro y el mundo de afuera, íntimamente amiga y estrecha. Nos acompaña toda la vida hasta que nos deja… Merece la alegría conocerla, pues es la puerta y la llave que conectan y abren nuestro mundo físico, mental y emocional. Como paradoja, nos oxigena y nos oxida al mismo tiempo. Cuando es profunda, nos trae de vuelta la mente al presente. En el parto, en el sueño, al alimentarnos, siempre está presente. Y cada una, cada respiración, es distinta y diferente. Si te paras a observarlo, te darás cuenta…

PROPIOCEPCIÓN, INTEROCEPCIÓN, EXTEROCEPCIÓN Y NOCICEPCIÓN.  ¿QUÉ TIENEN QUE VER EN LA PRÁCTICA DEL EJERCICIO TERAPÉUTICO CONSCIENTE Y MINDFULNESS APLICADO EN FISIOTERAPIA?

TODO. La naturaleza de mindfulness es la observación focalizada, abierta y empática a la respiración, sentidos físicos, contenidos mentales y emocionales. Tras el entrenamiento continuado, aumentan la concentración y la memoria, el cerebro construye nuevos caminos neuronales y produce, entre otras, sustancias antiinflamatorias que alivian el dolor y el estrés. Trabajar con ejercicios terapéuticos conscientes proporciona al organismo en su globalidad, estiramiento y fortalecimiento, además de equilibrio, coordinación y flexibilidad. Todo ello va a influir en el reajuste y mayor percepción de los mecanismos biológicos que nos informan de nuestro mundo de fuera y de dentro.

Qué significa:

  • Propiocepción: es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta en la que se encuentran todas las partes del organismo, al cerebro le llega la información desde músculos, tendones y ligamentos.
  • Interocepción: es un sentido menos conocido que ayuda a entender y percibir lo que sucede dentro del cuerpo. Las personas que tienen problemas con el sentido de la interocepción pueden tener dificultad para darse cuenta de que tienen hambre, de que están saciados, de que tienen sed, calor o frío.
  • Exterocepción: percepción de estímulos en la superficie del cuerpo que transmiten al cerebro información acerca del ambiente en que se encuentra.
  • Nocicepción: Es la recepción de señales en el sistema nervioso central provocadas por la activación de unos receptores sensoriales especializados, denominados nociceptores, que proporcionan información sobre el daño tisular. El dolor, por otra parte, es una experiencia sensorial (una percepción) desagradable debida, normalmente, a la estimulación de los nociceptores. Como toda percepción, por lo tanto, el dolor implica la abstracción y elaboración de las señales sensoriales, pero en mayor medida que otras percepciones, el dolor está muy influenciado por las emociones, el ambiente y la experiencia previa, de tal manera que es algo muy subjetivo. El estado de ánimo, por ejemplo, puede influir de forma determinante en la percepción del dolor. Si una persona sufre angustia o ansiedad, podrá sentir el dolor como algo verdaderamente insoportable.  Podemos inferir activamente sobre nuestros mecanismos biológicos. A través del movimiento y el no movimiento. Es decir, ejercicio terapéutico consciente, meditación, y estados atencionales en la práctica de la vida diaria; mente y cuerpo enfocados en el presente.