El dolor cervical o cervicalgia es un tema que seguramente te suena familiar. Esa sensación incómoda que te impide mover tu cabeza con libertad y que te hace sentir como si cargaras una tonelada sobre tus hombros. ¿A quién no le ha pasado alguna vez?
¿Qué es el dolor cervical?
La cervicalgia o dolor cervical, en conjunto con el dolor lumbar, es uno de los principales motivos de consulta médica. Este dolor suele ser resultado de problemas del sistema músculo-esquelético y de la columna vertebral, incluyendo las vértebras, músculos y ligamentos. Algunas afecciones solo causan dolor en el cuello, mientras que otras pueden generar dolor cervical y lumbar. También existe la posibilidad de que el dolor cervical sea causado por enfermedades que no afectan el sistema músculo-esquelético, como la meningitis.
El cuello, al ser flexible, es susceptible al desgaste y a lesiones por sobre estiramiento, como en el caso del latigazo cervical. Además, el cuello tiene la importante función de sostener la cabeza, lo cual se dificulta con malas posturas. El dolor cervical, al igual que el lumbar, es común y se vuelve más frecuente con la edad.
El dolor cervical puede ser causado por lesiones en los huesos, músculos, discos o ligamentos, pero también puede ser resultado de lesiones en los nervios o la médula espinal. En casos de lesiones en la columna cervical, se puede comprimir la raíz nerviosa del nervio raquídeo, generando dolor y, en ocasiones, debilidad, entumecimiento y hormigueo en el brazo.
Causas frecuentes del dolor cervical
Entre las causas más comunes se encuentran los espasmos musculares y las lesiones en músculos y ligamentos, que pueden ser consecuencia de una actividad física inesperada o de un traumatismo. También se puede padecer artrosis, espondilosis cervical, estenosis cervical (o raquídea) o hernia discal.
Las contracturas musculares suelen ser frecuentes y pueden presentarse como resultado de un traumatismo o lesión menor. En algunos casos, aunque no se identifiquen lesiones específicas en pruebas de imagen, los médicos suponen que los músculos y ligamentos pueden haber sido afectados.
La espondilosis cervical se produce cuando las vértebras cervicales y los discos intervertebrales degeneran a causa de la artrosis, lo que puede generar compresión en los nervios que emergen a través de las vértebras.
Por su parte, la estenosis cervical (o raquídea) ocurre cuando el espacio dentro del canal vertebral se estrecha, comprimiendo la médula espinal.
La hernia de disco también puede causar dolor cervical, debido a que se produce un desgarro en la capa externa del disco que puede sobresalir y dañar la raíz nerviosa adyacente.
Finalmente, la fibromialgia puede ser una causa frecuente de dolor cervical, además de dolor crónico difuso en los músculos y otras partes blandas.
Otras causas de la cervicalgia
Además, la cervicalgia, o dolor de cuello, puede tener otras causas, algunas de ellas poco comunes pero graves. Entre ellas, encontramos el desgarro del revestimiento de una arteria del cuello, la meningitis, tumor o infección de la médula espinal, infarto de miocardio o angina de pecho.
Sin embargo, existe una causa poco frecuente, pero menos grave: la tortícolis espasmódica. Este trastorno se caracteriza por un tipo grave de espasmo de un músculo específico del cuello que produce una posición anormal de la cabeza. A veces, los espasmos son rítmicos, haciendo que la cabeza se sacuda. Aunque su causa puede ser desconocida, se ha relacionado con ciertos medicamentos o con trastornos hereditarios.
¿Qué hacer si tengo dolor de cuello?
Si el dolor de cuello es leve y no persiste por más de unos pocos días, probablemente no debas preocuparte demasiado. En estos casos, el descanso y la aplicación de frío o calor, puede ser suficientes para aliviar la molestia. También es recomendable evitar posturas incómodas y hacer ejercicios de estiramiento suaves para relajar la musculatura cervical.
Pero, ¿qué pasa si el dolor persiste por más de 10 días? En estos casos, es necesario acudir al médico para obtener un diagnóstico preciso. El dolor de cuello crónico puede ser un síntoma de afecciones más graves, como la artritis o la estenosis espinal, que requieren de un tratamiento específico.
Además, es importante mencionar que el dolor de cervicales también puede estar relacionado con otros síntomas. Por ejemplo, si sientes hormigueo en los brazos o manos, debilidad muscular o dolor de cabeza persistente, es necesario que consultes con un médico de inmediato. Estos síntomas podrían indicar una hernia discal u otra afección grave que requiere de atención médica.
Recomendaciones para el dolor cervical
Para aliviar o prevenir el dolor cervical, existen algunas recomendaciones que pueden ser beneficiosas. Por ejemplo, se recomienda evitar actividades que agravan el dolor, como permanecer sentado durante largos periodos de tiempo mientras usas dispositivos electrónicos. También es importante mantener una postura y una mecánica corporal adecuadas al estar de pie, sentado o acostado.
Para dormir, es recomendable que las personas que duermen de lado utilicen una almohada para apoyar la cabeza y el cuello en posición neutra. En cambio, si se duerme boca arriba, se debe emplear una almohada para apoyar la cabeza y el cuello sin que queden elevados. Es fundamental evitar dormir boca abajo, ya que esta postura puede tensar el cuello.
Además, las personas afectadas pueden utilizar un collarín cervical para mantener el cuello inmóvil y aliviar el dolor. También se pueden realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento mediante fisioterapia y entrenamiento terapéutico para mejorar la condición del cuello.
En resumen, existen diversas opciones para tratar el dolor cervical, pero es importante consultar con un profesional antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento.