Rompiendo barreras: Supera la ilusión de seguridad
En la búsqueda de una seguridad ilusoria, tendemos a refugiarnos en actitudes defensivas ante las circunstancias cambiantes de la vida. Buscamos una sensación de seguridad psicológica, tratando de mantener las cosas como nos gustan: relaciones seguras, hijos perfectos, éxito laboral y aceptación social.
Pero este anhelo de seguridad se convierte en un espejismo, una falsa comodidad que nos hace sentir aún más inseguros y ansiosos. Tememos perder lo que tenemos y no podemos controlar el futuro, lo que nos lleva a un ciclo de preocupación constante.
Es importante reconocer que la seguridad total es una ilusión. La vida es un constante cambio y no podemos controlar todo lo que sucede. Aceptar esta realidad puede ayudarnos a encontrar una sensación de paz interior y a desarrollar la resiliencia para enfrentar los desafíos que surjan en el camino.
En lugar de buscar una falsa seguridad, podemos enfocarnos en construir una vida significativa y satisfactoria. En lugar de tratar de mantener las cosas como están, podemos aprender a adaptarnos y crecer a través de los desafíos y las experiencias nuevas.
Al reconocer que la seguridad total no es real, podemos liberarnos del ciclo de preocupación constante y encontrar la verdadera tranquilidad en el presente. La vida es un viaje incierto, pero podemos elegir cómo lo abordamos: con miedo y ansiedad o con valentía y aceptación.
Sentirse amenazado
Sentirse amenazado es una experiencia común en la vida cotidiana. Muchas veces, ante esta sensación, buscamos protegernos de los demás y de las situaciones que nos generan temor. Sin embargo, la búsqueda de seguridad psicológica puede convertirse en una trampa que nos encadena y nos aleja de la felicidad. ¿Cómo sucede esto? La respuesta es sencilla: nuestras expectativas y miedos nos llevan a buscar una falsa comodidad que, en última instancia, resulta ser un engaño.
¿Qué hacemos para sentirnos seguros? En muchas ocasiones, buscamos refugiarnos en una actitud defensiva ante las circunstancias de la vida que nos desestabilizan. Queremos una relación de pareja estable, hijos que cumplan con nuestras expectativas, éxito en el trabajo y la admiración de los demás. Todo ello, con la ilusión de que permanecerá en el tiempo y no cambiará. Sin embargo, la realidad es que todo está en constante cambio, lo que nos lleva a sentir inseguridad y ansiedad.
Este sentimiento de inseguridad nos impulsa a adoptar una actitud egocéntrica y a considerar a los demás como una amenaza potencial. Exigimos fidelidad y lealtad absoluta a nuestra pareja, defendemos a nuestros hijos sin saber realmente cómo se comportan y queremos blindarnos contra cualquier situación que amenace nuestra tranquilidad. Pero ¿es realmente posible controlarlo todo para garantizar nuestra seguridad? La respuesta es no.
La vida es un constante cambio y debemos aprender a aceptarlo. La trampa de la búsqueda de seguridad psicológica nos encadena a una ilusión que nos aleja del momento presente y nos impide disfrutar de la vida. Debemos aprender a soltar el deseo de controlarlo todo y vivir el presente sin temor al futuro. La vida solo está en este preciso instante, no la desperdiciemos con otras cosas.
Aprender a estar presente
La presencia en el momento presente es esencial para poder experimentar la realidad tal como es.
Es importante reconocer cuando nuestro pensamiento comienza a distraernos del momento presente y volver a centrarnos en el hecho actual. Al dejar ir nuestras comparaciones y juicios, podemos experimentar la verdadera belleza y simplicidad de las cosas.
Aprender a estar presente puede ser un desafío, pero los beneficios son invaluables. Nos permite conectarnos con nuestro entorno y con las personas que nos rodean, y experimentar la realidad tal como es, sin la distorsión de nuestra mente.